viernes, 7 de noviembre de 2008

.:HISTORIA DE LA LITERATURA INFANTIL:.


La literatura infantil tiene fecha y motivo de nacimiento. Surge de lo que se dio en llamar en la historia de la cultura la invención de la infancia, es decir, la definición y la concepción de la niñez y la adolescencia como fases específicas de la vida, con sus propios problemas y necesidades. Hasta el siglo XIX, los niños eran solamente pequeños adultos, hombres o mujeres en potencia.

Y particularmente en la creación de una literatura para niños, tuvo que ver la expansión de la educación primaria en Europa por aquel entonces. Las escuelas comenzaron a necesitar material de lectura, lo que llamó la atención de los editores de la época que comenzaron a contratar autores para satisfacer el incipiente mercado. Muy pronto se dieron cuenta de que los nuevos libros debían cumplir con dos requisitos fundamentales: ofrecer historias laicas y pedagógicas.

Esto explica que en las primeras décadas del 1800 los libros infantiles buscaran transmitir un código ético estricto. El fin era didáctico. Las narraciones se ambientaban en lugares exóticos para captar la imaginación infantil. Pero esa era la única concesión al apetito fantástico: todos tenían un final feliz y moralizante. Se subrayaba, sin cesar, el valor de la solidaridad familiar, la honestidad, la fidelidad y la bondad, en lo que fueron los pilares de una ética no religiosa. Paralelamente, se advertía con énfasis acerca de los peligros de la avaricia y la compulsión al juego.

Más avanzado el siglo XIX, con el mismo afán didáctico, pero como respuesta a la creciente atracción que generaba en los más jóvenes la magia y los reinos de la imaginación que surgieron lo que hoy conocemos como cuentos de hadas. Originalmente, eran relatos orales, anónimos, que circulaban en ambientes campesinos. La industria editorial de entonces los reformuló de manera tal que pudieran expresar una idea moral. Así, las narraciones perdieron toda impropiedad, crudeza y referencia sexual que pudieran arrastrar de su pasado rural y adulto. Y se convirtieron en historias que defienden claramente valores con personajes idealizados, aptos para la infancia por educar.

Así es que los cuentos de hadas, tal como los conocemos, no son sino la reformulación infantilizada de los cuentos populares campesinos.


Artículo publicado el 19/12/2006 en "La certeza de los necios"

1 comentario:

Anónimo dijo...

alaaa!! ke xuloo!!